Aokigahara: el purgatorio de los mortales

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• La vida es un don precioso de tus padres. Por favor, piensa en tus padres, tus hermanos y tus hijos. Por favor, no se preocupe por su dinero. Hable con nosotros.” Estas palabras, aunque simples, determinan la vida y la muerte de un individuo cuyo deseos de vivir se entierran en el silencio abrumador del bosque Aokigahara o “El Mar de Arboles”.

Situado en la provincia de Yamanashi, cien kilometros al oeste de Tokio; en la desolada base del emblematico Monte Fuji, se encuentra este bosque repleto de arboles lo suficientemente frondosos para frenar el viento y la casi nula cantidad de fauna. Con esto en mente, Aokigahara seria el lugar que mas representa a un purgatorio terrenal, no solo por sus caracteristicas pero tambien por la numerosas personas que deciden suicidarse aquí; llegando a mas de 25,000 muertes en 2014.

¿Pero que lleva a Aokigara a ser el epicentro de esta tetrica practica?

Muchas personas afirman que esta practica se origina del cuento Kuroi Jukai (El negro mar de arboles) que finaliza con una pareja suicidandose en este bosque; otros opinan que proviene de la tradicion Ubasute del siglo XIX donde la gente llevaba a los ancianos a ser abandonados en el bosque en manera de eutanasia durante tiempos de sequia o hambruna. Pero varias personas conluyen que su hito relevancia se basa en la promocion dada por el libro “El manual completo del suicidio”, que describia a Aokigahara como el lugar “perfecto para morir” y el ahorcamineto como “obra de arte”.

Incluso sin tomar las relaciones culturales dadas, la poblacion japonesa no es extraña al suicidio; dado a la edad de la poblacion y su posicion como uno de los paises con mayores cifras de suicidio. “Japon no tiene historia con la Cristianidad, asi que el suicidio no es considerado un pecado, sino una manera de tomar responsabilidad” afirman los expertos. Tomando esto en cuenta, muchos individuos que toman la iniciativa cuando sufren de alguna crisis economica o laboral, tomando el suicidio como la manera mas facil de solucionar el problema; otros estan atrapados en su propio aislamiento que lleva a un camino de depresion donde la terminal mas pronta es la muerte.

De cualquier caso, Aokigahara sigue siendo un fiel recordatorio de este tortuoso camino y de las varias conclusiones que desembocan en las raices de sus frondosos arboles. Aquellos que deciden entrar, encontraran los innumerables cuerpos desfigurados que inundan con ecos de sosobra el infinito silencio que habita a traves de sus numerosos arboles o posiblemente, el destino final de su marcha tortuosa.